El Capítulo Argentina de COPAJU señaló que la intervención de las fuerzas “impidieron una manifestación de protesta social” y “generaron una violencia institucional desproporcionada”.
Indicaron que, para fundar su decisión, Andrade “expuso las irregularidades del procedimiento llevado adelante por las fuerzas de seguridad” y agregaron que la magistrada porteña consideró preciso remarcar: “El déficit en la información suministrada y, en consecuencia, del control judicial, de ningún modo lo advierto atribuible a una acción deliberada por parte del Ministerio Público Fiscal, sino a las características del procedimiento llevado a cabo por las fuerzas de seguridad”.
Refiriéndose al Sistema Previsional, las juezas y jueces recordaron que, “en esta realidad económica, es innegable que este derecho social, esencialmente basado en la sustitución de ingresos, resulta ineficaz e insuficiente para garantizar un estándar mínimo de la vida digna”. Y por eso afirmaron que “ser jubilada o jubilado en Argentina, para la mayoría de las personas que cobran prestaciones insuficientes, implica optar entre comer o medicarse”, en lo que definieron como “un verdadero maltrato institucional”.
En este punto, recordaron las palabras del Papa Francisco, quien el 11 de septiembre de 2024 había señalado que los ancianos “son la memoria” y que la sociedad “debe respetarlos y cuidarlos”. Unos días después, con motivo de los diez años del primer encuentro con los Movimientos Populares, el Papa criticó expresamente la represión padecida por las jubiladas y los jubilados en Argentina: “En vez de pagar justicia social, pagó el gas pimienta”, había dicho el líder de la Iglesia Católica.
Por todo esto, la representación local del Comité concluyó: “Rechazamos con firmeza el uso represivo de las fuerzas de seguridad de manera desproporcionada, a las cuales además se las expone de manera innecesaria, como también la insuficiencia de los haberes previsionales que impiden a la mayoría de jubiladas y de jubilados vivir dignamente”.